martes, 6 de febrero de 2007

FRANQUEO CONVENIDO: ATAQUE CON CARTAS COMO MEDIO DE MANIPULACIÓN


Antes que todo, debo pedirle disculpas por adelantarme tanto en el tiempo y comentar hechos actuales relacionados con la “Guerra contra el terrorismo”, en vez de haber hablado antes de los sucesos del 11 de septiembre del 2001 y las demás causas de guerra esgrimidas hasta ahora. Como lógica, un seguimiento cronológico sería más adecuado para entender qué está sucediendo actualmente. Pero tendremos que obviar, por ahora, esos hechos, ya que quiero llamar la atención de usted en lo concerniente a la utilización de cartas, como mecanismo de manipulación.

Poco tiempo después del ataque a las Torres Gemelas –o, si gusta, al World Trade Center- y al Pentágono, ocurrió que muchas personas fueron infectadas con ántrax contenido en cartas. En realidad, los destinatarios eran algunos miembros del Senado de EEUU y ciertos medios de comunicación, pero las esporas contagiaron a quienes manipularon dicha correspondencia.
Este hecho produjo una alarma mundial, por la supuesta facilidad para cometer esos ataques.

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Este artículo de La Neta Obrero Revolucionario, nos puede refrescar la memoria:

Las cartas con ántrax: Made in U.S.A.

Obrero Revolucionario #1146, 14 de abril, 2002.

La doctora Bárbara Hatch Rosenberg, destacada experta en armas bacteriológicas, afirma que los autores de los ataques con ántrax del año pasado trabajan en los proyectos de guerra biológica del gobierno y que lo más probable es que el FBI sepa quiénes son. Plantea la pregunta: ¿por qué no los arresta? A lo mejor, dice la científica, porque perjudicará a poderosas fuerzas del gobierno y las fuerzas armadas.
De hecho, todo indica que están involucrados laboratorios militares y la CIA, y que el FBI lo está tapando.
Pocos días después de los ataques a las Torres Gemelas del WTC, se enviaron las primeras cartas con esporas de la enfermedad mortífera ántrax. Las autoridades recuperaron cuatro cartas en total: dos dirigidas a líderes del Senado (los senadores demócratas Tom Daschle y Patrick Leahy), y dos más a los medios de comunicación en Nueva York, el periódico The Post y el presentador de noticias Tom Brokaw de la cadena NBC.
Las cartas no alcanzaron a matar a los senadores ni a los periodistas, pero como el ántrax era altamente elaborado y muy fino, pasó por los sobres e infectó a mucha gente por el camino, como secretarias y trabajadores del correo. Cinco personas murieron por respirarlo y 13 más se infectaron. […]
El presidente Bush responsabilizó de inmediato a Al-Qaeda y el Wall Street Journal afirmó: "Lo más probable es que Saddam Hussein lo suministró [el ántrax]". (18 de octubre) Todo el mundo recuerda que aprovecharon los ataques para atizar la guerra contra Afganistán e Irak... y siguen en lo mismo. El 23 de marzo, el New York Times sacó un titular de primera plana: "Estados Unidos descubre laboratorio que Al-Qaeda construía para elaborar ántrax". Pero este y todos los demás informes se han desmentido, y en realidad ninguna prueba liga los ataques con ántrax a fuerzas foráneas.
Al contrario, la evidencia recopilada por la doctora Bárbara Hatch Rosenberg y sus
colegas demuestra que el ántrax provenía de material de guerra estadounidense, y
que indudablemente el gobierno lo sabía casi desde el primer momento.

La evidencia

"Estados Unidos elabora ántrax muy fino con fines militares por medio de un proceso totalmente secreto, y al parecer el material es de la misma receta. La mejor pista en este momento es un laboratorio que trabajó para la CIA".
informe de la BBC, 19 de diciembre de 2001, sobre la doctora Bárbara Hatch Rosenberg

"Si consideramos la coincidencia de dos capacidades -de microbiología para obtener y cultivar sin peligro una gran cantidad de ántrax y técnica para elaborarlo en polvo- para mí estamos hablando de una persona con experiencia en el programa de guerra biológica".
USAMRIID, 1977-1990, Salon, 8 de febrero de 2002

"Desde el momento en que vimos que el ántrax era altamente concentrado de la cepa Ames, el primer candidato ha debido ser un laboratorio estadounidense con contratos militares".
Jonathan A. King, profesor de microbiología, MITSalon, 8 de febrero de 2002

La doctora Rosenberg es bióloga molecular e investigadora de ciencias ambientales de la Universidad Estatal de Nueva York. Por más de una década ha trabajado con el
Programa de Armas Químicas y Biológicas de la Federación de Científicos Americanos (FAS), y actualmente es la directora.

El 10 de diciembre, FAS sacó "Un compendio de evidencia y comentarios sobre la fuente del ántrax de las cartas", el cual documenta que las características del ántrax de las cartas indican que proviene de fuentes militares.
En primer lugar, se trataba de la cepa Ames (llamada así porque se elaboró en los laboratorios del gobierno en Ames, Iowa), que ha sido primordial para el desarrollo de la guerra biológica estadounidense desde los años 60.
[…]
Todo indica que el ántrax de las cartas se elaboró en laboratorios del gobierno. Era muy concentrado (un trillón de esporas por gramo) y altamente puro, lo cual es "característico del material elaborado por el proceso estadounidense". Cuatro laboratorios documentaron que el polvo "no fue molido". La mayoría de los gobiernos muelen el ántrax, pero Estados Unidos emplea una mezcla especial de agentes químicos. Al analizar las muestras con un espectroscopio de rayos X que dispersa la energía encontraron pequeñas cantidades de varios agentes químicos. El ántrax que enviaron a los senadores tenía el aditivo sílice, el mismo que se emplea en los proyectos militares estadounidenses.
Por otra parte, el individuo (o equipo) que elaboró las cartas hubiera necesitado una vacuna contra el ántrax, que solo recibe gente conectada con el gobierno.
En fin, es prácticamente un hecho que los ataques con ántrax están ligados a laboratorios militares o a la CIA. No pudieron haber sido obra de un aficionado ni de un gobierno extranjero, y los científicos e investigadores del FBI se dieron cuenta perfectamente poco después de los ataques. Por ejemplo, se sabe que los iraquíes emplean bentonita, y no sílice, pero no por eso el gobierno dejó de echarle la culpa a
Irak.
[…]
Según el informe de la doctor Rosenberg: "A pesar de las especulaciones que se dieron en un primer momento, apenas unos 20 laboratorios obtuvieron la cepa Ames de Fort Detrick... y posiblemente solo unos cuatro en Estados Unidos -laboratorios militares y laboratorios que trabajan para el gobierno- tienen la capacidad de elaborar ántrax para armas".
La doctora Rosenberg opina que el FBI sabe quién mandó las cartas con ántrax o, cuando menos, tiene una lista de unos cuantos sospechosos, pues apenas unas 50 personas tienen los conocimientos necesarios. Por lo que le han dicho funcionarios del gobierno, la doctora Rosenberg cree que el FBI tiene fichado al presunto autor de los ataques desde octubre del año pasado. Sin embargo, no lo ha arrestado y el público ignora los hechos más elementales. ¿Por qué?

Tapan los crímenes del gobierno

"¿Acaso [el autor de los ataques] tiene información que perjudica al gobierno y por eso tiene la certeza de que el FBI no se atreverá a tocarlo?"
Doctora Bárbara Hatch Rosenberg, Federación de Científicos Americanos (FAS)

[…]
Si esto se divulgara, tendría un fuerte impacto negativo para el gobierno y las fuerzas armadas, precisamente cuando buscan apoyo para la campaña bélica y para extremar las medidas de seguridad interna.
Además, es posible que el autor de los ataques tenga información sobre el programa secreto de ántrax que podría prender un escándalo internacional.
[…]
Pocos días después, la CIA también admitió que tiene un programa secreto para elaborar armas biológicas con ántrax, pero dijo que no maneja la cepa Ames y que revisó sus depósitos y no faltaba nada.
Con estas declaraciones, por primera vez en 30 años un gobierno admite que tiene armas bacteriológicas.
Un reportaje de primera plana del Washington Post (16 de diciembre) informó: "Según fuentes allegadas a la investigación, el FBI se está concentrando en investigar si programas de armas biológicas del gobierno, y en particular uno de la CIA, produjeron el polvo mortífero que se envió por correo.
Los resultados de las pruebas genéticas refuerzan esa posibilidad, y el FBI está
investigando a una compañía contratada por la CIA, según una fuente".
[…]
La doctora Rosenberg le dijo al Trenton Times que […] el FBI no ha querido arrestar al presunto responsable: "Sabemos que el FBI lo tiene en la mira, y que a lo mejor ha participado en actividades secretas que el gobierno no quiere que revele... Cierta gente que trabaja para el gobierno lo conoce, y teme que se llegue a un acuerdo y el tipo simplemente desaparezca".
¿Quiénes son los responsables? ¿Hasta dónde llega la impunidad?
[…]
Las cartas se dirigieron a líderes liberales y personalidades de la prensa a quienes las
fuerzas reaccionarias aborrecen. En las fuerzas armadas hay un sinnúmero de grupos derechistas con ganas de espolear el clima de guerra e intensificar la represión, y es por todos conocido que la CIA (que admite tener ántrax para armas) realiza operativos de contrainteligencia para moldear la política y la opinión pública.
[…]
Así las cosas, hay que preguntar: ¿qué más ocultan los agentes del gobierno? ¿Quiénes participaron en los ataques con ántrax? ¿Cuáles eran sus motivos? Y, ¿qué niveles de la jerarquía militar y de la CIA están metidos?


Resulta que en el pequeño país de Chile, ciertos analista de inteligencia –Lenin Guardia y Humberto López Candia- intentaron aprovechar la oportunidad de la supuesta amenaza terrorista para granjearse suculentos pagos por parte del Gobierno del mismo país, a través de su oficina de inteligencia (La Oficina), recientemente creada con el advenimiento de la democracia, para contrarrestar los movimientos extremistas de izquierda –que no se habían querido desarmar- y porque no se confiaba en los organismos de inteligencia de las policías. El encargado de La Oficina en esa época era el actual ministro del interior de Michelle Bachelet: Belisario Velasco.
Resulta que estos personajes que hacían de analistas de inteligencia, procuraban que hubiese hechos que motivaran sus servicios, por esta razón llevaron a cabo acciones que buscaban generar un clima de temor con el cual podrían lucrar gracias a sus supuestos conocimientos de los movimientos terroristas en Chile.

Según confirmó la investigación judicial por este caso, el 27 de septiembre del 2002, casi tres semanas después de los ataques terroristas contra Nueva York y Washington, cuando Lenin Guardia y López Candia se coludieron para enviar sobres con artefactos explosivos, con el objetivo de obtener beneficios económicos pues ambos vivían de vender información sobre materias se seguridad. En el sobre enviado a la embajada de Estados Unidos había papeles con insultos a ese país y un artefacto que contenía un detonador eléctrico para la activación de cargas explosivas y nitrato de amonio como sustancia explosiva, TNT, un perro de ropa, una pila tipo doble AA y cables, lo que delataba un mecanismo que se activaba vía liberación. Aunque el artefacto fue calificado como de “baja intensidad”, hubiera podido afectar a personas en un radio de dos metros y, obviamente, causar lesiones a quien hubiera abierto el sobre. Unas dos horas antes un sobre había sido enviado a la oficina del abogado Luis Hermosilla. Este tenía una pila tipo A, dos cables eléctricos y una sustancia sólida en forma de cristales en la que se detectó la presencia de nitratos de alto contenido. Sin embargo, se trataba de elementos que iban a permanecer inactivos aunque la misiva fuera abierta.

Guardia y López fueron condenados por estos delitos terroristas, sin embargo, fueron absueltos de ser autores del delito de amenaza terrorista al supermercado Unimarc, en la comuna de Santiago, por un frasco de yogurt supuestamente envenenado que fue encontrado en ese local comercial.

Además existió otras aristas del caso, como fue la acusación falsa a mapuches de rearticular actividades subversivas en el sur del país y los chocolates aparentemente tóxicos que fueron enviados a la sede del partido político de extrema derecha, la Unión Demócrata Independiente. Finalmente, encontramos en El Mostrador una relación del modus operandi respecto a los medios de comunicación:

[…] era siempre Lenin Guardia quien filtraba a los medios las supuestas acciones del FPMR. Todo, con el fin de producir un efecto rápido de resonancia en la opinión pública, causar pánico y legitimar ante las autoridades la importancia de los datos entregados.
Como usted puede presumir, todo esto lo pongo en la palestra a raíz de los últimos hechos ocurridos en Inglaterra, en que se enviaron cartas bombas a distintas empresas. La primera, que hirió a una empleada, enviada a las oficinas de Capita Commercial Services, una compañía de intermediación de seguros que representa a clientes como British Broadcasting Corp, el Departamento de Comercio e Industria y el Departamento de Trabajo y Pensiones, y que, entre otras tareas está cargo del cobro del peaje urbano en Londres. Ésto a sólo 200 metros de su cuartel general y vecina a la estación de trenes de Victoria y al Parlamento.

Los medios británicos especulan con la ampliación de la zona de peaje de mitad de febrero como posible motivo del ataque. La medida desató grandes protestas el año pasado en Londres. Pero a mí me da la impresión de que esa no es la motivación, considerando los otros casos.

Como el envío de otra carta bomba a las oficinas de la auditoría y consultoría de empresas Mantis -ubicada Wokingham, en el sur de Inglaterra-, que según medios británicos liquida entre otras las multas por exceso de velocidad y que dejó a dos hombres heridos al hacer explosión. Sin embargo, no pudo determinarse con seguridad que la compañía haya sido el objetivo del ataque o si la bomba sólo explotó accidentalmente en ese lugar.

Estas cartas bombas suscitan las mismas suspicacias respecto a la intencionalidad real dentrás de ellas (o debería decir “adentro de ellas”). Existe una intención manipulatoria que debe ser investigada.
Una gran diferencia con los otros casos expuestos, es que fueron enviadas a lugares y personas que no tienen gravitación política o económica o comunicacional. Tal vez se querrá dar la interpretación de que los ciudadanos comunes están en peligro, por lo que –al inculpar a alguien- se esperaría un apoyo incondicional para una retaliación. O, tal vez se busque propiciar un ambiente propicio para aprovar mayores medidas restrictivas de los derechos y libertades. O, tal vez se está allanando el camino psicológico para una futura guerra. O, tal vez esto tenga relación con los escándalos en que se ha visto envuelto Tony Blair, queriéndose levantar una columna de humo. O, tal vez sea una maniobra política por las elecciones que se avecinan en ese país.

El problema es que, cuando sepamos la respuesta, será demasiado tarde. ¿O no?
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