sábado, 11 de agosto de 2007

EL CAZADOR DE GIULIANI


Francisco Aravena, Sábado - Señales de los Tiempos

Con su imagen de héroe del 11 de septiembre de 2001, el ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, es el más seguro candidato republicano para el 2008, pero un periodista que lo conoce hace 30 años, autor de su polémica biografía, advierte sobre las sombras tras el "Alcalde de América": "Es la primera vez que tenemos a un candidato postulándose sólo en base a lo que hizo un solo día".

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SDLT: Estamos claros que un candidato republicano tiene todas las de perder en las próximas elecciones norteamericanas, incluso todas las encuestas confirman lo que sería obvio para cualquier analista político. Lo que muchos creen equivocadamente, es que la salida de los republicanos (y específicamente de los neoconservadores) del poder ejecutivo, será el comienzo de una panacea de cambios en favor de la humanidad (incluso algunos lo profetizan como la llegada de un nuevo paradigma de verdad, justicia y amor). La verdad es que estas declaraciones -si no son derechamente esfuerzos de desinformación intencionales- padecen de una gran ignorancia, tanto respecto de la extensión y gravedad del fenómeno de la patocracia, como de la agenda siniestra que hay sobre nosotros.

Puede que Rudolph Giuliani sea el mejor candidato que puedan presentar a los republicanos, pero creemos que no es más que un hombre de papel, destinado a pavimentarle el paso a la falsa alternativa del partido Demócrata. Es así como, siendo herramientas de los patócratas y sus planes, los medios de comunicación masivos, realizan un simulacro de objetividad y se hacen eco ampliamente de la información destinada a mostrar la cara poco amable de Giuliani [Ver: Los Protocolos de los Patócratas] .

Teniendo en consideración ésto, es posible leer este artículo con la perspectiva adecuada, o sea, considerando que la información que se nos proporciona en los medios masivos -ya sea verdad o mentira- está clasificada de tal modo, que cumpla el propósito de manejar nuestra opinión y guiarnos a tomar las decisiones más convenientes para los planes patocráticos.

Habrá que hacer, entonces, una doble lectura: una sobre porqué los medios presionan para desenmascarar a profundidad a ciertos políticos y, otra, acerca de cómo Giuliani ejecuta su papel dentro de las acciones y propaganda para la ponerización mundial


Cuando a principios de año a Rudolph Giuliani le pidieron su reacción sobre una nota aparecida en el periódico Village Voice, en la que se cuestionaba su posesión de una exclusiva colección de anillos de campeonato del equipo de béisbol New York Yankees, Giuliani no habló de los anillos, sino de quién escribió la nota. "Este reportero tiene un muñeco mío en su casa y le clava agujas cada noche", comentó. "Está obsesionado conmigo".

Ese reportero, Wayne Barrett, admite que podría parecer una obsesión, considerando que ha escrito dos libros en los que el ex alcalde no queda bien parado: Rudy!, una completísima biografía en 2000 y, en 2006, Grand Illusion (junto a Dan Collins), una investigación sobre cómo Giuliani ha sacado ventaja económica y política a costa de su imagen post 11 de septiembre de 2001. Incluso en el primer libro que escribió, City for Sale -en el que daba cuenta de la corrupción en la era del alcalde Ed Koch en los '80, Giuliani era un personaje muy relevante como fiscal de Distrito Sur de Nueva York, que lo lanzaría a la fama. "Él era el héroe", comenta Barrett.

"(Barrett) es desde hace tiempo el cronista definitivo del anti-mito de Giuliani - piensen en Ajab y la Gran ballena-", escribió el columnista Ben Smith en The Politico, a propósito de la nota de los anillos (que discutía el hecho de que Giuliani, un fan de los Yankees, hubiera aceptado un regalo tan costoso y exclusivo por parte de una institución con la que la ciudad debía tratar profesionalmente).

"Es un deducción lógica pensar que tengo una obsesión", admite Barrett, mientras se acomoda en un sillón de su casa en Brooklyn, Nueva York, una soleada mañana. "Pero nada podría estar más lejos de la verdad", aclara, advirtiendo que vienen más historias en el Voice. "Mi editor me está pidiendo más y se lo voy a dar", comenta. "Es mi deber porque efectivamente sé mucho sobre Rudy; él es el principal candidadto presidencial republicano en éste momento en el que los lectores del Village Voice o cualquier otro que vea las historias que escribo sobre Rudy necesitan mayor cantidad de información posible para evaluarlo".

Los éxitos de Rudolph Giuliani como alcalde de Nueva York son conocidos en todo el mundo: recibió una ciudad en crisis a causa de la delincuencia y entregó una ciudad limpia y segura. Patentó y exportó la "tolerancia cero". Y luego, cuando su popularidad estaba en decadencia, se alzó como el líder que Estados Unidos necesitaba en el momento preciso: los ataques del 11 de septiembre de 2001.

Pero la historia de Giuliani tiene mucho de mito, y el hombre que más ha reporteado, documentado y divulgado aquellas sombras asegura que tiene que cumplir. [...]

[Sobre el muñeco budú de Rudy, con que éste señalaba la supuesta obsesión del periodista, Barrett comenta:] "creo que Rudy es la última persona que debería hacer bromas con la religión de los haitianos". Lo dice porque en 1982, cuando era el tercer hombre del Departamento de Justicia durante la administración Reagan, Giuliani fue el encargado de alegar en una corte federal de Miami en representación del gobierno para sostener que no correspondía dar asilo político a los fugados del haití gobernado por Jean Claude Duvalier, porque esa -como sostuvo ante la corte después de viajar a la isla y reunirse con "baby Doc" Duvalier- no era una dictadura y en ese país no había represión.

El episodio Haití está reconstituido en detalle en Rudy!, un libro que causó controversia principalmente por exponer por primera vez los antecedentes criminales de su familia: su padre, Harold Giuliani, fue condenado por asalto a mano armada, estuvo preso y posteriormente trabajó como matón de su cuñado, el tío de "Rudy", Lewis D'Avanzo, un hombre ligado a la mafiaitaliana neoyorkina. Giuliani nunca disputó ninguna de las afirmaciones -todas verificadas y documentadas- contenidas en su biografía "sabía algunas cosas, otras no las sabía, y otras realmente me sorprendieron",le dijo en su momento a Larry King en CNN. Sin embargo en sus discursos -antes y después de la publicación- siguió hablando del ejemplo ético y de trabajo heredado de su padre. [...]



"[Los psicópatas] realizan declaraciones sin sustento. Para ellos, estas declaraciones representan a la realidad… declaración por declaración. El presente pronunciamiento puede contradecir lo que han dicho hace sólo momentos. Eso no significa nada para ellos. No hacen ningún intento por lidiar con la contradicción. Demuestran una total falta de entendimiento por lo que significan los “hechos”. En sus escritos y sus discursos, no usan esa palabra. [...]

"Para ellos, lo que declaren es lo real. Lo que NOSOTROS llamamos realidad no lo es para ellos. ELLOS “pronuncian” lo que debe considerarse real".

[Amos M. Gunsberg, psicoterapeuta y entrenador de psicoterapeutas en Nueva York. Citado en "Psicópatas: Amir Peretz y las Escuelas Políticas de la Fe", por Laura Knight-Jadczyk]


Hace unas semanas una nueva afirmación complicó la campaña de Giuliani, porque significó un misil a uno de sus argumentos básicos: su compromiso con la seguridad de Estados Unidos. El diario neoyorkino Newsday publicó la razón por la que Rudolph Giuliani dejó el año pasado el Grupo de Estudio de Irak, comisión bipartidista presidida por el diplomático james Baker que elaboró propuestas para el presidente Bush sobre estrategias para enfrentar el conflicto en ese país. Giuliani alcanzó a estar dos meses en la comisión, hasta que Baker le pidió que asistiera a las sesiones o se retirara: no había asistido a ninguna. Entonces Giuliani renunció aduciendo "compromisos adquiridos de antemano" (sus representantes, en cambio, dijeron que renunció porque ya estaba considerando ser candidato y no quería politizar la comisión). Lo problemático para la campaña fue la revelación de cuáles eran sus compromisos: los discursos que ha dado en todo el país y en otras partes del mundo sobre su liderazgo para enfrentar el terrorismo. En 14 meses Giuliani ha ganado 11,4 millones de dólares por ese concepto.

La manera en la que Giuliani ha convertido en dólares su mítica imagen de líder nacional el día de los atentados terroristas una Nueva York ha sido un foco importante de ataque de sus detractores, y es el objeto central del libro más reciente de Barrett, Grand Illusion, coescrito junto al periodista de la CBS Dan Collins. En el inicio del libro, Barrett y Collins recuerdan los factores que llevaron a Giuliani -que para el 10 de septiembre de 2001 estaba terminando su segundo mandadto con una baja popularidad, desmoralizado por una escandalosa separación, un cáncer a la próstata y su decisión de abandonar la carrera senatorial contra Hillary Clinton- a convertirse en el líder que el país necesitaba el día de los ataques terroristas. Fue una coincidencia de dos factores: la capacidad de Giuliani de salir a la calle y dirigirse a la Zona Cero a poner orden, y la ausencia del presidente Bush. mientras a Bush sus asesores lo escondieron por temor a que fuera blanco de otros ataques, "Rudy" fue a dónde había que ir y dijo lo que había que decir.



Suficiente como para que el país se rindiera a sus pies y el alcalde, que parecía liquidado, viera cómo su carrera política resucitaba mientras los medios le rendían tributo. Giuliani, quien ya había decidido que tras dejar su cargo ese año formaría una consultora para asesorar a otras ciudades a combatir el crimen, formó Giuliani Partners con un giro comercial más amplio: ahora podía hablar de liderazgo y sobre cómo enfrentar la amenaza terrorista. por su libro Liderazgo cobró un adelanto de 2,7 millones de dólares, y emprendió una lucrativa gira de apariciones públicas. En 2002 recaudó 8 millones de dólares por ese sólo concepto. el año pasado fueron más de 11. Giuliani sólo interrumpió el tour tentado en la carrera por la nominación republicana para el 2008, con sus lecciones sobre el 11 de septiembre como pieza central de su discurso.

"No creo que antes hayamos tenido un candidato que esté compitiendo sobre la base de lo que hizo un solo día", comenta Barrett. "Ahora recorre el país en todas partes a las que va hablando de la gente cayendo de los edificios ¡mientras hace campaña! Se ha transformado en un empresario muy exitoso a costa de esas imágenes del 11-9, y parece un igualmente exitoso candidato presidencial, a costa de ese recuerdo".

Actualmente bomberos y policías de Nueva York -los celebrados "héroes del 11-9"- manifiestan opiniones divididas sobre el ex alcalde. Mientras unos condenan lo que ven como un aprovechamiento político y económico de su tragedia, otros siguen agradecidos de Giuliani. [...]

Ambos [Barrett y Giuliani] se conocieron en 1979, cuando Giuliani era abogado de una oficina privada que sirvió de fuente de una de sus historias que Wayne Barrett escribía para la revista New York sobre cómo la Fiscalía del Distrito Sur de nueva York estaba enfrentando la corrupción. Volvieron a encontrarse años después, cuando Giuliani volvió a la ciudad justamente a ese cargo público, después de un lucido paso por el Departamento de Justicia. para Barrett, Giuliani era una fuente valiosa, y con el tiempo llegó a admirarlo por la misma razón por la que el joven fiscal comenzó a transformarse en un personaje para los neoyorquinos: su efectiva lucha contra la corrupción y su éxito en encarcelar a los capos de la mafia que seguían operando en la ciudad. Fue tan exitoso en su labor como lo fue en atribuirse el crédito por ella: Giuliani comprendió que "parecer" era tan importante como ser. Eso lo llevó a cometer algunos excesos, como arrestar -en episodios altamente mediáticos- a ejecutivos de Wall Street que luego no procesaría por falta de evidencias, en una cruzada contra la corrupción corporativa.

"Lo admiraba porque tenía una antena extraordinaria para los casos de falta de ética pública", comentó hace poco Barrett al programa radial On the media, en Nueva York. Barrett comenzaba a escribir en el Village Voice y Giuliani era una buena fuente. Ambos llegaron desarrollar una relación estrecha. "Éramos amigos", comenta.

La relación cambió radicalmente cuando el fiscal dejó su cargo en 1989 para candidatearse como alcalde de Nueva York. "Decidí que tenía que marcar claramente la diferencia, porque la relación era demasiado cercana",recuerda Barrett. [...]

El distanciamiento definitivo se dio cuando el candidato le pidió a Barrett que lo ayudara a liquidar una historia que William Bestone, otro periodista del Voice, estaba escribiendo sobre él. Barrett no sólo se negó: hizo todo lo contrario.

Así, político y periodista siguieron cada uno por su camino, acercados por el trabajo, distanciados por sus roles. "Es sólo otro político más ahora", comenta Barrett. [...]

Yo no sé qué hacer en este mundo de propaganda en el que vivimos", dice Barrett, quien, además de tener un puesto editorial en el Village Voice, es académico de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia. la desazón en su voz es pasajera: le parece, al fin y al cabo, perfectamente lógico porqué las cosas han llegado a este punto con Rudolph Giuliani.

"Estados Unidos necesitaba un héroe, nosotros le dimos uno. No se lo podemos quitar. El presidente estaba perdido, el país estaba siendo atacado, necesitábamos a alguien que encarnara nuestro espíritu. Él nos dio buenas palabras ese día", explica. "La gente de los Estados Unidos se enfurecía si tratamos de quitárselo. Es antipatriótico decir la verdad sobre Rudy Giuliani".

SDLT: Nos parece importante aprovechar esta última explicación de Wayne Barrett, para comentar que la utilización de eslogan morales, como los que catalogan de "patriótico" o "antipatriótico", son practicas comunes de los psicópatas para mantener su poder hipnotizante, y son denominados como Paramoralismos. Los cuales son explicados de la siguiente forma por Andrew M. Lobaczewski, en su libro Ponerología Política:

"Los paramoralismos

"La convicción de que los valores morales existen, pero que algunas reacciones violan las reglas morales es un fenómeno tan común y antiguo que parece tener un cierto sustrato en el nivel de los dones instintivos del hombre, y NO se trata únicamente de una representación de siglos de experiencia, cultura, religiones y socialización. Por lo tanto, cualquier tipo de insinuación añadida dentro de un “eslogan moral” siempre es subjetiva, incluso hasta cuando los criterios “morales” empleados son sólo una convención ad hoc. Se puede probar entonces que todo acto es inmoral o moral por medio del uso de “paramoralismos”, a través de una sugerencia subjetiva, y la gente que sucumbirá a esta manipulación abunda. [...]

"Las afirmaciones y sugerencias paramoralísticas acompañan tan seguido a distintos tipos de maldad, que parecen ser bastante irreemplazables. Desafortunadamente, el hecho de inventar criterios totalmente nuevos según la conveniencia personal se ha convertido en un fenómeno frecuente en individuos, grupos opresivos o sistemas pato-políticos. Dichas sugerencias privan a la gente de su razonamiento moral y deforman el desarrollo de éste en los niños. Se han creado fábricas de paramoralismos en todo el mundo, y es difícil para un ponerólogo creer que éstas son manejadas por gente psicológicamente normal. [...]

"Como todo fenómeno conversivo, la tendencia a usar paramoralismos es contagiosa psicológicamente. [...]"

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