viernes, 2 de marzo de 2007

WATADA O HARRY: LA VIDA ES COMO IR A UNA GUERRA EN IRAQ


Ir o no ir a una guerra, representa tal vez una disyuntiva que va más allá de considerarla legítima/ilegítima o moral/inmoral. Tal vez haya que considerar el asunto desde un punto de vista de la forma misma cómo enfrentamos la vida. O sea, planteo que tal vez antes de preguntarnos si "ir o no ir", debamos hacernos aquella pregunta que Shaquespeare introdujo al inconciente colectivo con Hamlet:
Existen dos casos emblemáticos en cuanto a la disyuntiva de si ir o no ir a aquella guerra. Por un lado, está el teniente Ehren Watada del ejército de Estados Unidos –que rechazó a desplegarse junto a su unidad en Iraq-; y por otro, el príncipe Harry, teniente de Caballería del ejército de Gran Bretaña –que ha insistido en ser destinado en Iraq-.

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Ante la noticia de que su unidad sería desplegada en Irak, el teniente Watada –que había formado parte de contingente norteamericano en Corea del Sur, donde fue apreciado por sus superiores con calificativos como "ejemplar", "potencial ilimitado", "gusta los desafíos y va al frente en combate"- resolvió negarse a combatir, pidiendo poder renunciar al ejército –lo cual fue rechazado, por lo que decidió quedarse en EEUU y hacer pública su situación, enfrentando una corte marcial-, con el argumento de que la guerra es ilegal porque el presidente George W. Bush mintió sobre los motivos: "Yo nunca podría concebir que nuestro líder traicione la confianza que depositamos en él. A medida que leía sobre el nivel de engaño que utilizó la administración para iniciar y procesar esta guerra, estaba alarmado. Comencé a sentir vergüenza de lucir el uniforme". Agregando Watada que la guerra en Iraq "no es una guerra de autodefensa, sino una guerra escogida, para el provecho y la dominación imperialista".

El príncipe Harry de Inglaterra, en cambio, ha solicitado ser destinado militarmente a Iraq, argumentando que su compromiso patriótico y orgullo personal estaban puestos en tela de juicio: “No voy a pasar por [la Real Academia Militar de] Sandhurst para después quedarme en casa haciendo el vago, mientras mis colegas luchan por nuestro país en Iraq”, había dicho el Príncipe.

Si bien Watada no es un pacifista y Harry parece querer ir al frente más por un asunto personal que de principios, todo esto me ha recordado algunas reflexiones del filósofo G.I. Gurdjieff, al tratar sobre el camino más adecuado para que cada uno sea verdaderamente dueño de sí mismo y no un ser dormido dentro de una máquina que sólo puede reaccionar a lo que sucede –como es lo común en el ser humano.

Gurdjieff plantea que las condiciones ideales para el trabajo de ser dueño de sí mismo –intelectual, emocional y físicamente- está dentro de la vida que ordinariamente nos ha tocado experimentar. “La ESCUELA es la vida misma, y cualquier camino de desarrollo personal que ‘evada’ la vida, o que busque escapar de ella, tiene severas restricciones. Estos otros caminos eran el del fakir, el del monje, y el del yoghi”, según nos explica Laura Knight-Jadczyk en “Shocks y Signos de los Tiempos".

A este camino de conocimiento y señorío de sí mismo –llamado “trabajo esotérico”-, cuando se efectúa dentro de la vida, Gurdjieff lo llamó “El Cuarto Camino”.

Precisamente, por el hecho de tener que utilizar los obstáculos de la vida como herramientas, es que Gurdjieff nos dice que el "trabajo esotérico" no puede comenzar y proseguir en un nivel más bajo que el del «hombre de la calle» u “obyvatel”, o sea, no puede comenzar en un nivel inferior de quien ha adquirido las habilidades para lidiar con la vida ordinaria.


Gurdjieff nos dice sobre este tema lo siguiente:

El cuarto camino es aún más difícil. Para que un hombre pueda apreciarlo en su justo valor, tiene que haber pensado y sentido, tiene que haber estado decepcionado anteriormente por muchas cosas. Tiene que haber experimentado previamente los caminos del faquir, del monje, y del yogui, y si no, al menos haber tenido conocimiento de ellos, haber meditado sobre ellos y haberse convencido de que no son buenos para él. [...] este proceso mental puede ser ignorado por el hombre mismo, pero sus resultados deben estar en él y sólo ellos pueden ayudarlo a reconocer el cuarto camino. De otro modo puede estar muy cerca y no verlo. […]

"Es posible la evolución para los hombres fuera de los «caminos». Para mayor precisión, diremos que hay dos «caminos».
El primero lo llamaremos el «camino subjetivo». Engloba los cuatro caminos de los cuales hemos hablado. El otro, lo llamaremos «camino objetivo». Es el camino de los hombres en la vida. […]

"Los que siguen el camino objetivo viven simplemente en la vida. Son aquellos a quienes llamamos buena gente. Para ellos no son necesarios los métodos o los sistemas particulares, se apoyan en las enseñanzas intelectuales y religiosas ordinarias, en la moral ordinaria, y viven según su conciencia. No hacen necesariamente mucho bien, pero tampoco hacen daño. Se trata a veces de personas totalmente simples y sin educación, pero que comprenden muy bien la vida, que tienen una evaluación justa de las cosas y un punto de vista justo. Y, claro está, se perfeccionan y evolucionan. Pero su camino puede ser muy largo y acarrear muchas repeticiones inútiles." […]

Los que siguen el camino subjetivo, [...] a menudo se imaginan que [...] los que siguen el camino objetivo, no avanzan. Pero esto es un grave error. Un simple obyvatel a veces puede hacer en sí mismo tal trabajo que alcanzará a los otros, aunque estos sean monjes o hasta yoguis. […]

Y desde el punto de vista de la posibilidad de una evolución, un buen obyvatel tiene muchas más oportunidades que un «lunático» o que un «vagabundo».
[...]

"No quiero decir que todos los obyvatels siguen el camino objetivo. De ningún modo. Entre ellos, se pueden encontrar ladrones, bribones y locos. Pero son de otro tipo. Simplemente, quiero decir que el solo hecho de ser un buen obyvatel no es impedimento para el camino». […]
Su propia vida como obyvatel le puede servir de camino.

[...]
ningún camino puede comenzar en un nivel inferior al del obyvatel. A menudo se pierde de vista que muchas personas, incapaces de organizar sus propias vidas, y demasiado débiles para luchar por dominarlas, sueñan con caminos o con lo que ellos consideran caminos, porque se imaginan que eso será más cómodo que la vida, y que eso justifica, por así decirlo, su debilidad y su perpetua falta de adaptación. Desde el punto de vista del camino, el que es capaz de ser un buen obyvatel es ciertamente más útil que un «vagabundo» que se imagina ser superior. Llamo «vagabundos» a todos los miembros de la así llamada «inteligentzia» — artistas, poetas y todos los «bohemios» en general, que desprecian al obyvatel y que, al mismo tiempo, no serían capaces de existir sin él. Desde el punto de vista del trabajo, la capacidad de orientarse en la vida es una de las cualidades más útiles.

Un buen obyvatel tiene la talla suficiente para mantener por lo menos a una veintena de personas con su propio trabajo. ¿Qué vale un hombre que no es capaz de hacer otro tanto?

—¿Qué significa exactamente obyvatel? preguntó alguien. ¿Se puede decir que un obyvatel es un buen ciudadano?
—¿Debe ser patriota un obyvatel? preguntó otro. En caso de guerra ¿qué actitud debe adoptar?
—Puede haber diferentes clases de guerras y diferentes clases de patriotas, dijo G. Ustedes siguen creyendo en las palabras. Un obyvatel, si es que es un buen obyvatel, no cree en las palabras. Se da cuenta cuántas quimeras se esconden detrás de ellas.
Para él, los que ostentan a gritos su patriotismo son psicópatas y los trata como a tales.
—Y, ¿cómo considera un obyvatel a los pacifistas o a los que rehusan ir a la guerra?—¡Exactamente como a lunáticos! Son quizás aun peores."


[…] Tener una actitud seria hacia las cosas no significa de ninguna manera ser serio, ya que toda la cuestión estriba en saber hacia qué cosas. Un gran número de personas tiene una actitud seria hacia cosas insignificantes. ¿Se puede decir que son personas serias? ¡Por supuesto que no!

[...]
Hay una sola cosa que es seria para todo el mundo, todo el tiempo. […] "Si el hombre pudiera comprender todo el horror de la vida de las personas ordinarias que giran en un círculo de intereses y de metas insignificantes, si pudiera comprender lo que pierden, comprendería que no puede haber sino una sola cosa seria para él: escapar a la ley general, ser libre. ¿Qué puede ser serio para un hombre en prisión, condenado a muerte? Una sola cosa: cómo salvarse, cómo escapar. Nada más es serio.

"Cuando digo que un obyvatel es más serio que un «vagabundo» o que un «lunático», quiero decir que un obyvatel, acostumbrado a manejar valores reales, evalúa las posibilidades de los «caminos», las posibilidades de «liberación» y de «salvación», mejor y más rápido que un hombre que toda su vida está preso en el círculo habitual de valores imaginarios, intereses imaginarios y posibilidades imaginarias.

"Para el obyvatel, no son serios los que viven de ilusiones y sobre todo de la ilusión de que son capaces de hacer algo. El obyvatel sabe que éstos no hacen más que engañar a la gente que los rodean, prometiéndoles Dios sabe qué, mientras que en realidad están simplemente arreglando sus pequeños asuntos; o lo que es aún mucho peor, son lunáticos, gente que cree todo lo que se les dice". [FIN]

¿Se da cuenta, estimado lector, porqué titulé este post "la vida es como ir a una guerra en iraq"? Creo que la verdadera espiritualidad está en cómo enfrentamos la vida misma, por lo tanto, la vida es religión, porque la vida es una escuela donde debemos aprender a ser dueños de nuestro intelecto, de nuestras emociones y de nuestro cuerpo, al mismo tiempo que aprendemos cómo funciona este mundo material y esencialmente egoísta.

Una vez que aprendamos esto, podremos volver de la guerra, a nuestra anhelada casa.




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